... y cuando luchas y pierdes? ¿Qué nos queda?
Hay veces que tu tren va por sus correspondientes vías. Tú, sentada en tu vagón favorito, dándote el sol en la cara. - Hace buen tiempo. - piensas. Todo lo ves pasar a la velocidad adecuada, todo está relativamente bien. Puede que a veces el viento sople un poco más fuerte de la cuenta en ocasiones y, cuando te asomas a la ventanilla, te despeine, pero todo sigue perfecto. Llegados a una curva, ves que no aminora la marcha, que no frena, sino que aprieta con fuerza el acelerador... - nos vamos a estrellar, ¡PARA!- es lo primero que se te ocurre pensar. No hay una respuesta por parte de la máquina. Sigue avanzando a la velocidad de la luz. Los paisajes se difuminan a través del cristal a su paso. De repente, una piedra se cruza en el camino, el vagón se tambalea fuertemente, tú, intentas agarrarte pero, caes al suelo y al momento todo se vuelve negro. Hemos entrado en un tunel muy largo y oscuro, no ves nada, todo está demasiado oscuro y tú estás un poco confusa debido al golpe... Te levantas y ves que no hay maquinista, -¿qué? ¿y el maquinista? ¿qué hago?- En ese momento tan confuso no sabes ni qué hacer, ni dónde ir, y todo sigue estando oscuro. Vas tanteando, te toca conducir tu propio camino aunque sea dando pasos de ciego. A malas penas se ve luz al final del tunel. Aun pilla un poco lejos, pero sabes que vas a conseguirlo, vas a luchar por conseguirlo y, todo saldrá bien.